sábado, 12 de enero de 2008

Mudanza





Que esgotamento!

Teremos que aprender do que dixo que...


A fuerza de mudarme
he aprendido a no pegar
los muebles a los muros,
a no clavar muy hondo,

a atornillar lo justo.

He aprendido a respetar las huellas

de los viejos inquilinos: un clavo, una moldura,
una pequeña ménsula
que dejo en su lugar
aunque me estorben.
Algunas manchas las heredo

sin limpiarlas,
entro en la nueva casa

tratando de entender,
viendo por dónde habré de irme.
Dejo que la mudanza se disuelva como una fiebre,

como una costra que cae,

no quiero hacer ruido.

Porque los viejos inquilinos

nunca mueren.

Cuando nos vamos,

cuando dejamos otra vez

los muros como los tuvimos,

siempre queda algún clavo

de ellos en un rincón

o un estropicio

que no supimos resolver.


Fabio Morábito (de Lunes todo el año, 1991)

4 comentarios:

  1. Ai, as mudanzas, tan incómodas, tan absorbentes, fendéndonos un pouco polo medio.
    E, non obstante, ás veces, cánta falta nos fai unha mudanza: deixar atrás, romper co que nos ataba, esa estaca... Irnos, por fin, a abrir outras portas.

    ResponderEliminar
  2. Será o vento Oeste, que te guía con furia, e con celo, e con convicción.

    Será que ti tamén es unha pequena amiga do vento Oeste.

    ResponderEliminar
  3. Ánimo!!!

    Eu ando calculando precisións medias non interpoladas...

    Laura

    ResponderEliminar
  4. Vémonos mañá!
    e cóntasme o da tese... como que a presentas en menos dun mes?????

    Laura

    ResponderEliminar